miércoles, 18 de noviembre de 2009

Todos somos del Alakrana

Cualquiera que sepa lo que es trabajar lejos de casa, sea al volante de un camión por rutas extranjeras o sea, como es mi caso, elaborando reportajes desde cualquier rincón del planeta, se asusta al imaginarse inmerso en una pesadilla como la que han vivido los tripulantes de este ya tristemente famoso buque atunero.
Lo cierto es que ahora las críticas que pueden y deben hacerse a los responsables de esa liberación que se ha demorado mucho más de lo que debieran haber sufrido esas personas son muchas, sin olvidar, por supuesto, que los principales culpables de todo este asunto son unos piratas sin escrúpulos armados hasta los dientes. Pero si hablamos de trabajadores que arriesgan su integridad en lugares del mundo poco seguros, lo cierto es que a veces hemos tenidos otros ejemplos más cercanos y que en absoluto han levantado la misma preocupación en el país ni reacción en el gobierno, pues aunque tardíamente se ha reaccionado. Los casos de transportistas españoles que se han visto inmersos en problemas legales y acabado con sus huesos en cárceles de paises africanos, como Marruecos sin ir más lejos, son abundantes. Sin llegar al dramatismo de lo ahora vivido, lo cierto es que no hay que ir tan lejos. Cualquier camionero puede dar con sus huesos en un calabozo si sufre un accidente en según que países y más si no es capaz de espabilarse en el idioma local o tiene dificultades ante las autoridades. Y por desgracia en esos casos, salvo que la propia empresa sea capaz de solventarlo, poca ayuda por parte de nuestras autoridades puede esperarse. Porque un buque español apresado en la otra punta del mundo es muy llamativo en los titulares, pero un camionero retenido por la Gendarmerie o con problemas para salir de Tánger no preocupa más que a los suyos y es sospechoso de"veteasaberqué"...

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