viernes, 18 de diciembre de 2009

Se acabó la crisis...del 2009

Casi nunca doy por conseguido algo antes de lograrlo, pero lo cierto es que encarando la segunda quincena de diciembre me atrevo a celebrar ya el fin de este correoso 2009. Aunque algún optimista gubernativo lleve ya tiempo anunciándonos el fin de la crisis económica, me temo que lo único que va a finalizar con las campanadas de la medianoche del 31 de diciembre va a ser la crisis de 2009.
Y no se necesita ser ningún economista gurú, de esos que se forran publicando libros con previsiones quizás no demasiado acertadas o bien explicando porque no preveyeron lo que finalmente suceció, para poder predecir que a la crisis de este 2009 va a seguir la de 2010.
Eso sí, creo que 2010 no tiene necesariamente que resultar ser un año tan destructivo para nuestra economía como el que ahora finalizamos. En España hemos pasado del "va bien" al va de pu...pena, pero debemos admitir que nuestros vecinos europeos aunque también padezcan lo suyo no andan, ni mucho menos, tan aml como nosotros. Eso debería ayudar algo a los sectores más exportadores de nuestra economía. Otro factor a favor del leve optimismo con que encaro el cambio de año se basa en algo tan simple como en mirar las carreteras. Van llenas, llenas de coches en fin de semana, llenas de camiones entre semana... No se trabaja tanto ni se sale tanto ni se gasta tanto como unos meses atrás pero existe una considerable actividad económica. Este todavía es un gran país y aunque algunos sectores se hayan convertido en campeones de la generación de paro y nuestros banqueros parezcan poseídos por la pasión que tenía el tío Gilito de los antiguos comics por conservar su dinero, lo cierto es que hay empresas que trabajan y hogares que consumen. Desde luego no va a ser un año fácil pero creo que en 2010 vamos a tener que quitarnos de encima esa pesada losa que es la crisis y salir adelante. Como siempre, trabajando, aunque necesitemos más esfuerzo, más ganas y más ideas que nunca para conseguir lo mismo que antes dábamos por sentado. No creo que 2010 termine siendo un estupendo año, pero seguro que así no resultará tan malo como nuestros miedos nos lo puedan llegar a pintar.

jueves, 10 de diciembre de 2009

El transporte también se la juega en Copenague

En estos días los grandes medios de comunicación nos hablan mucho de la cumbre internacional sobre medio ambiente que se celebra en la capital danesa. Se nos atemoriza explicándonos todos los males que sufrirá el planeta si los políticos no nos salvan de este nuevo fin del mundo, del mismo modo que nos salvaron del peligroso año 2000, el holocausto nuclear y tantos otros modos de acabar con la vida en el planeta desde que la peste negra medieval acabó con la vida de medio continente europeo.
Cuando se nos habla de salvar los arrefices de coral, evitar la deforestación o salvaguardar los glaciares mundiales, puede suceder que sumidos en la batalla diaria por llegar a fin de mes no hagamos demasiado caso de esos buenos deseos medioambientales... Pero, claro, sucede que cuando los políticos abandonen Copenague lo harán cargados de buenas intenciones y luego, deseosos de demostrar a la opinión pública que nos cuidan y son capaces de salvar el planeta empezarán a tomar medidas. Cambiar el modelo energético es algo lento y que se enfrenta a poderosos intereses, que si los defensores de lo nuclear, que si las petroleras, que si ¿cómo vamos vamos a enviar al paro a los pocos mineros que quedan? En cambio, renovar unas exigentes normas antipolución para los malos de siempre, los transportistas con sus humeantes camiones, resulta algo simple y que queda estupendamente en los titulares. ASí las cosas podemos irnos preparando para los futuros Euro 6, Euro 7, Euro 8...
Una vez tuve la ocasión de entrar en un centro de experimentación de motores de una multinacional de la automoción. Hace 4 años tenían en marcha un motor que suponían podría cumplir con un Euro 6 o Euro 7. Todavía no existen las normas, pero ellos lo suponían en base a las mínimas emisiones que habían conseguido con aquel motor diesel. A primera vista parecía normal, unos 450 CV con una cilindrada cercana a los 12 litros, pero... Aquella joya mecánica estaba rodeada de tubos y radiadores. No en vano utilizaba a la vez los dos sistemas que en la actualidad permiten cumplir los niveles Euro 4 y Euro 5, es decir que aprovechamiento de los gases de escape y además el tratamiento con ADblue y además se había modificado las cámaras de combustión para lograr la explosión de combustible a mucha menor temperatura. ¿El resultado? Medioambientalmente impecable, pero los técnicos explicaban que aquel motor tenía un coste mucho mayor al de los actuales y su complejidad mecánica era tal que podía tratar de tú a tú a los prototipos de vehículos híbridos, pilas de combustible, etc. Vamos, que nos podemos ir olvidando de que los camiones sean más baratos en el futuro inmediato.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Recurrir es cosa de ricos

La renovada ley de tráfico, es decir, la Ley de Tráfico y Seguridad Vial, publicada en el BOE el pasado 24 de Noviembre, modifica algunos aspectos tan vitales como son las sanciones y sus consecuencias para el infractor. No se trata de defender ni mucho menos a los infractores. Todo lo que se haga en favor de la seguridad en nuestras carreteras es poco y además beneficiará en mayor medida a los colectivos que pasan mayor tiempo en ella, como es el caso de los transportistas. Sin embargo, la normativa conlleva algunos cambios que tienen, como mínimo una doble lectura. Se habla de la posibilidad de ver reducida la sanción económica al 50 por ciento en caso de pronto pago. Perfecto... sinó fuera porque acojerse a esa opción imposibilita realizar un recurso a la sanción. Y claro, puede suceder en alguna ocasión que el ciudadano, escaso de contante y sonante en el bolsillo, prefiera pagar ahora a arriesgarse a pagar luego el doble, pese a estar en desacuerdo con la denuncia recibida. Y no se trata ya del típico y viejo desacuerso entre el conductor despistado y el señor guardia de toda la vida... CAda día son más las denuncias que nos pueden llegar a causa de automatismos tales como cámaras espía en semáforos, radares fijos, sistemas de cálculo de la velocidad media en túneles, coches cámara que sancionan sin detenerse con una foto, no pudiendo distinguir si un vehículo está mal estacionado o simplemente espera para entrar en un garaje... La idefensión del ciudadano conductor es mucha, ante la cada día mayor abundancia tecnológica que nos vigila y por eso no nos parece del todo inocente ese premio a quienes renuncien a su derecho de recurrir sanciones. Es más, en estos tiempos de crisis parece un remedio fácil para tratar de asegurar la recaudación. Será que quien esto os escribe malpiensa en exceso...